CÁRITAS EN EL AÑO JUBILAR DE LA MISERICORDIA [:gl]CÁRITAS NO ANO XUBILAR DA MISERICORDIA
Voluntarios de la Caridad de la diócesis peregrinaron a Santiago
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La iglesia de San Francisco, fue el punto de encuentro de la peregrinación de los voluntarios de la Caridad de la diócesis de Santiago de Compostela con motivo del Año Jubilar de la Misericordia. El arzobispo denSantiago, monseñor Julián Barrio, que presidió la celebración religiosa en la Catedral, les pidió continuar “en esta tarea, que se puede hacer dura y pesada, a favor de los más necesitados de la sociedad “.
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En el encuentro participaro
n más de dos centenares de voluntarios pertenecientes a Manos Unidas, conferencias de San Vicente de Paul y Cáritas Diocesana de Santiago de Compostela.
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Nuestro peregrinar
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“Los cristianos entendemos la vida como un peregrinar, un caminar hacia la Casa del Padre Dios. Y en este peregrinar hacemos paradas como ésta para afianzarnos en nuestra manera de peregrinar, siguiendo a Jesús que es el punto de referencia en nuestro peregrinar y es el rostro misericordioso de Padre”, señaló Jesús García Vázquez, delegado episcopal de Cáritas durante la ceremonia de acogida celebrada en la iglesia de San Francisco. Insistió en que “cada vez que gratuitamente nos volcamos a favor de los más necesitados somos un fiel reflejo de la bondad entrañable de Dios-Padre que se sirve de nosotros para desvelar su amor a los hombres”.
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El delegado de Cáritas menciona que para Jesús el prójimo no es tanto el cercano, sino el que necesita de nosotros y al que debemos acercarnos y aproximarnos:“Cercanía o 
distancia se miden por la necesidad que el otro tiene de nosotros. Es prójimo nuestro quién nos necesita. Ahí centra Jesús el criterio de respuesta para saber quién es mi prójimo”.
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Finalizó su intervención García Vázquez comentando que “estamos llamados y tenemos que asumir la causa de la humanización de la familia humana, construyendo la fraternidad humana, sabiendo que esta fraternidad no está huérfana sino tiene una Paternidad que es Dios un Padre misericordioso que nos quiere y nos ama”.
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Concluido el acto religioso los voluntarios se trasladaron a pie hasta la catedral penetrando por la Puerta Santa para ganar las indulgencias del Año de la Misericordia.
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Iglesia de los pobres
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Presidió la celebración religiosa, en una catedral totalmente llena de fieles, el arzobispo de Santiago, monseñor Julián Barrio, acompañado de sacerdotes de distintas instituciones que trabajan en el campo de la caridad.
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La invocación corrió a cargo de María José Fernández -Cervera Barreras, presidenta de Manos Unidas, en la que recordó que “la Iglesia es más auténtica y más fiel cuanto más afectiva y efectivamente sea la Iglesia de los pobres y para los pobres; una Iglesia en reforma de estructuras pero sobre todo de corazones; una Iglesia madre y de pue
rtas siempre abiertas”.
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“Tú que conociste de cerca la misericordia con la que Jesús actuaba”, señaló en otro momento, “ayúdanos a vivir y recorrer el camino de la misericordia entendida como el amor que se moviliza ante los que sufren”.
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La oferente constató que es mejor “compartir en vez de poseer, servir en vez de dominar, desvivirse por los demás en vez de utilizarlos, comprometernos en vez de eludir las responsabilidades personales”.
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Concluyó pidiendo ayuda al Apóstol Santiago para“hacer realidad en nuestras vidas el mandato de Jesús”.
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Ayudar a los necesitados
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En su respuesta el arzobispo de Santiago, monseñor Barrio agradeció a todos los voluntarios el trabajo que desarrollan y la labor que hacen diariamente de ayuda a las personas que más lo necesitan. Considera que la Misericordia “la tenemos delante de una forma tangible y visible y tenemos que esforzarnos día a día para dar la respuesta que los demás quieren de nosotros”. El prelado insiste en que es algo que se aprecia “en la ternura de los que cuidan a los más frágiles y necesitados “.
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En el momento de presentar las ofrendas se pidió por las organizaciones e instituciones que trabajan en el campo de la caridad para que lo sigan haciendo “por el desarrollo de los pueblos, contribuyendo a la promoción de los más desfavorecidos, en especial en este año de la Misericordia”.
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Con la bendición imp
artida por el arzobispo concluyeron los actos religiosos. Previamente funciono el botafumeiro.
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Voluntarios da Caridade da diocese peregrinaron a Santiago
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A igrexa de San Francisco, foi o punto de encontro da peregrinación dos voluntarios da Caridade da diócese de Santiago de Compostela con motivo do Ano Xubilar da Misericordia. O arcebispo de Santiago, monseñor Julián Barrio, que presidiu a celebración relixiosa na Catedral, pediulles continuar «nesta tarefa, que se pode facer dura e pesada, a favor dos máis necesitados da sociedade».
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No encontro participaron máis de dous centenares de voluntarios pertencentes a Mans Unidas, conferencias de San Vicente de Paul e Cáritas Diocesana de Santiago de Compostela.
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O noso peregrinar
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«Os cristiáns entendemos a vida como un peregrinar, un camiñar cara á Casa do Pai Deus. E neste peregrinar facemos paradas como esta para afianzarnos na nosa maneira de peregrinar, seguindo a Xesús que é o punto de referencia no noso peregrinar e é o rostro misericordioso de Pai», sinalou Jesús García Vázquez, delegado episcopal de Cáritas durante a cerimonia de acollida celebrada na igrexa de San Francisco.
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Insistiu en que «cada vez que gratuitamente envorcámonos a favor dos máis necesitados somos un fiel reflexo da bondade entrañable de Deus-Pai que se serve de nós para desvelar o seu amor aos homes».
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O delegado de Cáritas menciona que para Jesús o próximo non é tanto o próximo, senón o que necesita de nós e ao que debemos achegarnos e aproximarnos: «Proximidade ou distancia mídense pola necesidade que o outro ten de nós. É próximo noso quen nos necesita. Aí centra Xesús o criterio de resposta para saber quen é o meu próximo».
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Finalizou a súa intervención García Vázquez comentando que «estamos chamados e temos que asumir a causa da humanización da familia humana, construíndo a fraternidade humana, sabendo que esta fraternidade non está orfa senón ten unha Paternidade que é Deus un Pai misericordioso que nos quere e nos ama».
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Concluído o acto relixioso os voluntarios trasladáronse a pé até a catedral penetrando pola Porta Santa para gañar as indulxencias do Ano da Misericordia.
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Igrexa dos pobres
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Presidiu a celebración relixiosa, nunha catedral totalmente chea de fieis, o arcebispo de Santiago, monseñor Julián Barrio, acompañado de sacerdotes de distintas institucións que traballan no campo da caridade.
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A invocación correu a cargo de María José Fernández -Cervera Barreiras, presidenta de Mans Unidas, na que lembrou que «a Igrexa é máis auténtica e máis fiel canto máis afectiva e efectivamente sexa a Igrexa dos pobres e para os pobres; unha Igrexa en reforma de estruturas pero sobre todo de corazóns; unha Igrexa nai e de portas sempre abertas».
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«Ti que coñeciches de preto a misericordia coa que Xesús actuaba», sinalou noutro momento, «axúdanos a vivir e percorrer o camiño da misericordia entendida como o amor que se mobiliza ante os que sofren».
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A oferente constatou que é mellor «compartir no canto de posuír, servir no canto de dominar, desvivirse polos demais no canto de utilizalos, comprometernos no canto de eludir as responsabilidades persoais».
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Concluíu pedindo axuda ao Apóstolo Santiago para «facer realidade nas nosas vidas o mandato de Xesús».
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Axudar aos necesitados
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Na súa resposta o arcebispo de Santiago, monseñor Barrio agradeceu a todos os voluntarios o traballo que desenvolven e o labor que fan diariamente de axuda ás persoas que máis o necesitan. Considera que a Misericordia «témola diante dunha forma tanxible e visible e temos que esforzarnos día a día para dar a resposta que os demais queren de nós». O prelado insiste en que é algo que se aprecia «na tenrura dos que coidan aos máis fráxiles e necesitados».
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No momento de presentar as ofrendas pediuse polas organizacións e institucións que traballan no campo da caridade para que o sigan facendo «polo desenvolvemento dos pobos, contribuíndo á promoción dos máis desfavorecidos, en especial neste ano da Misericordia».
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Coa bendición impartida polo arcebispo concluíron os actos relixiosos. Previamente funciono o botafumeiro.