El Día de la Iglesia Diocesana se celebra el 8 de noviembre
«Somos corresponsables del trabajo de la Iglesia y su apoyo”.
“Somos lo que tú nos ayudas a ser. Somos una gran familia contigo” es el lema del Día la Iglesia Diocesana que se celebra el día 8 de noviembre. El secretariado para el Sostenimiento de la Iglesia en España invita a colaborar con nuestra parroquia aportando lo que tenemos: tiempo, cualidades, colaboración económica y oración
La Conferencia Episcopal Española (CEE) nos recuerda que “somos corresponsables del trabajo de la Iglesia y su apoyo. En cada familia hay necesidades y la parroquia es una gran familia que necesita vuestra ayuda».
Se insiste en que hay cuatro formas en las que puede contribuir a la iniciativa:
-Con el tiempo: “Dedique parte de su tiempo a su parroquia y a su vecino – el tiempo posible que tiene: media hora, una hora, tres horas… Lo que le convenga a su situación de vida”, por ejemplo dedicándose al servicio en Cáritas parroquial.
– Los talentos y cualidades que cada uno tiene: “Tenemos mucho que dar a los demás, una sonrisa a los que están a nuestro lado, una mano a los que están desconsolados, incluso un silencio de comprensión para los que sufren”. “Poned al servicio de los demás- se insiste- no sólo lo que tenéis, sino también lo que sabéis, lo que sois, porque la parroquia es una gran familia de familias que siempre necesitarán vuestra ayuda.
– Donación de dinero que permitirá a las parroquias “mejorar sus recursos y planificar acciones a largo plazo, formar a niños y adultos en la fe, ayudar a los necesitados, realizar actividades con grupos y movimientos”. Se alega que las donaciones a la Iglesia tienen “ventajas fiscales”. De hecho son deducibles hasta el 75% de las declaraciones de impuestos, tanto para los particulares como para las empresas
-Oración porque “es necesaria y es el alma de todas las actividades que se llevan a cabo. Rezando, los frutos serán mayores y más permanentes”. Las intenciones sugeridas son: para la Iglesia diocesana, para los catequistas, para los niños, para los sacerdotes, para los pobres y necesitados, para los que han perdido la esperanza, para los enfermos y los ancianos y para los difuntos.