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26 Jul

EL REY PRESENTÓ LA OFRENDA NACIONAL AL APÓSTOL SANTIAGO

“El valor de un Camino trasciende pues el plano puramente material para adentrarse en el simbólico” (Felipe VI)

“El Año Santo es tiempo de sanación, de curación y de gracia para fortalecer la fe, avivar la esperanza y vivir la caridad personal y socialmente (Monseñor Barrio)

“Hoy volvemos a Santiago, donde convergen todos los caminos, y el final es el cumplimiento de una promesa, de un objetivo, de una meta, pero también un comienzo de nuevas actitudes, propósitos, compromisos de una nueva vida”, dijo el Rey Felipe VI durante su Ofrenda al Apóstol Santiago. Le respondió el arzobispo, monseñor Julián Barrio que en sus homilía recordó que “la solemnidad del Patrono de España nos recuerda que el cristianismo es realidad de vida en Cristo que configura nuestra identidad cristiana”.

En la celebración religiosa del Año Santo especial concedido por el papa Francisco, el rey estuvo acompañado por la reina Leticia, la princesa Leonor y la infanta Sofía .La Eucaristía se celebraron en la catedral y fue presidida por monseñor Barrio acompañado por monseñor Bernardito Auza, nuncio apostólico en España; el cardenal arzobispo emérito de Madrid, Antonio María Rouco Varela; el arzobispo emérito de Tánger, Santiago Agrelo Martínez; Jesús Fernández González, obispo de Astorga, y los prelados integrantes de la provincia eclesiástica de Santiago de Compostela

Incendios y guerra

En sus primera palabras Felipe VI recordó a las personas que “todavía sufren los incendios que asolan a tantos lugares de España, a las personas evacuadas de sus hogares, con casas perdidas, cosechas, ganaderías, su modo de vida, la vida misma”. Hizo llegar sus solidaridad y respeto a todos los afectados, y en especial a los que trabajan en los equipos de extinción: “Su entrega es admirable y va más allá de cumplir un cometido profesional”,

Tuvo palabras en las que no olvido a las personas que sufren los horrores de la guerra: “En esta etapa en la que el horror de la guerra reaparece en el Viejo Continente debemos reivindicar los valores cívicos, culturales y espirituales del Camino trazados por los innumerables peregrinos que lo recorrieron a lo largo de los siglos”. Hizo hincapié en que “la paz debe marcar siempre el norte de nuestra brújula, ahora y siempre”.

El Camino

Consideró que el Camino “trasciende el plano puramente material para adentrarse en el simbólico”. Felipe VI mencionó que la ruta tiene carácter de sanación mental y espiritual “en una sociedad líquida como la actual, donde todo va tan deprisa que no hay tiempo para pararse a reflexionar. Al llegar a este templo Santiago ayuda siempre a descubrir uno de los propósitos más importantes del Camino: el reencuentro con uno mismo”. Insiste en que “peregrinar contribuye a que lo material pase a un segundo plano y que el alma recupere su protagonismo”.

Patrón de España

Para monseñor Barrio “la solemnidad del Patrón de España nos recuerda que el cristianismo es realidad de vida en Cristo que configura nuestra identidad cristiana”. El arzobispo consideró que “el Año Santo es tiempo de sanación, de curación y de gracia para fortalecer la fe, avivar la esperanza y vivir la caridad personal y socialmente”.

Aseguró que “es necesaria la reflexión que procede de un trasfondo religioso y que recoge siglos de experiencia y de sabiduría”. En este sentido, añadió que “el alma necesita la armonía en medio de lo inarmónico, fortaleciendo la esperanza de una renovación ética, moral y espiritual”.

“El respeto por la dignidad de la persona desde su concepción hasta la muerte natural ha de ser la norma inspiradora del auténtico progreso social, económico, cultural y científico.”, afirmó monseñor Barrio. Mencionó que “los cristianos hemos de afrontar los retos de la historia con la plenitud del amor, la fecundidad de la cruz y el espíritu de las Bienaventuranzas, viviendo la fe sin complejos ni disfraces, en escucha y en diálogo, en la normalidad de la vida orientada a Dios, superando tanta indiferencia”.

Presencia de Dios

Monseñor Barrio apuntó que “lo que cambia el mundo es la presencia de Dios que fortalece un proyecto de convivencia armónica, para que las personas y los pueblos se sientan cercanos los unos a los otros, y nuestra unidad se enriquezca con la pluralidad que nos es propia” e invitó a colaborar para “humanizar nuestra convivencia, con los valores esenciales de la austeridad, el esfuerzo, la solidaridad y la caridad,”.

El arzobispo de Santiago finalizó su homilía deseando la paz “a tódolos países do mundo e que se faga realidade. Oxalá que o único fume que voe as alturas sexa o do Botafumeiro. Pido por quen perdeu a súa vida polos incendios forestais e as persoas que por esta causa perderon o seus bens, polos que morreron no mar e polas súas familias”.