EN DEFENSA DEL TRABAJO DECENTE
“El trabajo es un deber y un derecho y también un don de Dios que precisa ser cuidado de modo integral para que sea libre, creativo, participativo y solidario” (monseñor Prieto Fernández)
El día 8 de octubre han sido programados diversos actos en la diócesis de Santiago
Con motivo de la Jornada Mundial por el Trabajo Decente, la Iglesia por el Trabajo Decente (ITD) reclama acabar con la lacra de la siniestralidad laboral. Se insiste en que la salud laboral es un problema social que requiere de soluciones colectivas. El aumento de la siniestralidad laboral es una de las caras de la actual precariedad laboral que viven muchas personas trabajadoras en nuestro país.
La iniciativa Iglesia por el Trabajo Decente se suma, impulsa y convoca la Jornada Mundial por el Trabajo Decente, junto con la Organización Internacional del Trabajo, el movimiento sindical mundial y el movimiento mundial de trabajadores cristianos.
Actos diocesanos
Esta Jornada, cuyo día central será el 7 de octubre, tendrá también un amplio reflejo con diversos actos que se organizarán en la diócesis de Santiago el domingo 8 de octubre
Santiago de Compostela
Parroquia de San Fernando (20:00 horas)
A Coruña
Parroquia de San Francisco Javier (11:15 horas)
Parroquia de Ntra. Sra. del Pilar (12:30 horas)
En todos estos actos se celebrará una Eucaristía, y se dará lectura al Manifiesto de la Jornada
Un deber y un derecho
El arzobispo de Santiago, monseñor Francisco José Prieto Fernández en una Carta Pastoral nos recuerda que “el trabajo es un deber y un derecho y también un don de Dios que precisa ser cuidado de modo integral para que sea libre, creativo, participativo y solidario”
“En esta expresión de sinodalidad social queremos recordar que el derecho a un trabajo decente ha de ser también un trabajo saludable, pues la seguridad y la salud laboral son esenciales para el bienestar y la dignidad de las personas. Cuando estamos expuestos a riesgos en el lugar de trabajo, nuestra salud y nuestra vida están en peligro”, señala en otro apartado el arzobispo de Santiago.
El prelado menciona que “como creyentes en el Dios de la Vida no podemos admitir que centenares de personas mueran todos los años en sus puestos de trabajo, ni que su salud se vea afectada de forma física y psicológica. Por eso, todos los agentes e instituciones sociales debemos hacer un esfuerzo para que el objetivo sea lograr la cifra 0 de fallecidos y accidentados en el trabajo. Tenemos que generar entornos laborales seguros y saludables para todos los trabajadores. El mundo del trabajo es una prioridad humana y, por la tanto, una prioridad cristiana, pues al trabajar participamos en la obra creadora de Dios y expresamos la dignidad de ser creados a su imagen y semejanza”
Datos estadísticos
Para reflejar la importancia de lo que se resalta en este reportaje nos hacemos eco de datos de siniestralidad en fuentes del Ministerio de Trabajo y Economía Social que señalan que 826 personas trabajadoras han muerto en el trabajo el año pasado. Y que entre enero y julio del año actual 399 personas han fallecido en su puesto de trabajo, y que 2.693 han sufrido un siniestro laboral de carácter grave, 360.594 personas trabajadoras han sufrido un siniestro laboral con baja 328.078 personas trabajadoras han sufrido un siniestro laboral sin baja.
La mayor parte de los siniestros mortales se producen por infartos y derrames cerebrales, accidentes de tráfico, atrapamientos y amputaciones, caídas y colisiones contra objetos en movimiento.
Medios de prevención
Los movimientos promotores de ITD, reclaman al Gobierno y a los agentes socioeconómicos “un trabajo en el que no sufra la salud” de las personas trabajadoras. “Exigimos”, dicen, “junto a otros colectivos de trabajadores, la implantación y el cumplimiento de los medios de prevención de riesgos laborales que defiendan la vida de los trabajadores”, señalan en el manifiesto.