FOESSA Y CÁRITAS URGEN A FORTALECER LOS SISTEMAS PÚBLICOS DE PROTECCIÓN SOCIAL FOESSA E CÁRITAS URXEN A FORTALECER Os SISTEMAS PÚBLICOS DE PROTECCIÓN SOCIAL
Sólo el 34 % de la sociedad española está en situación de integración plena
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Se alerta sobre la ruptura del contrato social que era la base de la estructura del bienestar
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La Fundación FOESSA (Fomento de Estudios Sociales y Sociología Aplicada) y Cáritas han presentado el VII Informe sobre exclusión y desarrollo social en España 2014. Es el fruto de un vasto trabajo de investigación sociológica realizado en los últimos cinco años y en el que ha participado un equipo de más 90 expertos e investigadores de 30 universidades de nuestro país. El Informe analiza de forma exhaustiva –a lo largo de casi 700 páginas, ocho capítulos y un anexo– cuestiones como el modelo social, la actual distribución de la renta, los procesos de exclusión social, el mercado de trabajo, el estado de bienestar, qué nueva sociedad surgirá tras las crisis, el capital social y cultural, la situación de España en el entorno internacional.
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Las constataciones del VII Informe FOESSA,cuyos principales contenidos han sido expuestos conjuntamente por Sebastián Mora, director ejecutivo de FOESSA y secretario general de Cáritas Española, y por Francisco Lorenzo, coordinador del Informe y responsable de Estudios de Cáritas, ofrecen tanto elementos para la preocupación, dada la envergadura de los efectos que la crisis ha tenido en la estructura social del país, como razones para la esperanza, a la luz de las fortalezas que muestran ámbitos como la participación social, la solidaridad, el voluntariado y las redes familiares.
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Un modelo de desarrollo que genera desigualdad
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El Informe entra de lleno en el análisis de nuestro modelo de desarrollo social, en el que destacan los altos niveles de desigualdad salarial, la limitada capacidad redistributiva del sistema de impuestos y un sistema de prestaciones reducido, poco protector en el tiempo y que no se adecua a las necesidades de los hogares en función de sus características.
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Con ello, si el crecimiento era el «buque insignia» de ese modelo social antes de la crisis, ahora estamos en un momento en el que son las necesidades de ajuste las que guían las decisiones políticas y las que construyen nuestro imaginario colectivo. De nuevo, se queda fuera del foco la necesaria incidencia sobre los elementos estructurales que están en la base de un modelo a reformar.
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Se señala cómo los efectos de la crisis en la renta en nuestro país son preocupantes, ya que el porcentaje de hogares afectados simultáneamente por problemas de privación material y de pobreza monetaria ha aumentado casi un 50% en los últimos años.
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Además, la crisis no ha afectado a todos por igual, ya que se ha cebado con las rentas más bajas y ha afectado a la convergencia territorial entre Comunidades Autónomas, que se ha ralentizado. De hecho, se dan diferencias sustanciales en la incidencia de la exclusión social en territorios con niveles de riqueza similar.
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Aumento de la exclusión social
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De la envergadura de este deterioro da cuenta el hecho de que el núcleo central de la sociedad española considerado en situación de integración social plena es ya una estricta minoría y en la actualidad representa tan solo el 34,3%, mientras que en 2007 superaba el 50%.
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Esto significa que la población excluida en España asciende ya al 25% y afecta a más de 11.746.000 personas. De ellas, 5 millones se encuentran en exclusión severa. Además, hay que tener en cuenta que 2 de cada 3 personas excluidas ya estaban en esta situación antes de la crisis.
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La precariedad afecta a ámbitos como la vivienda y la salud. De los 11,7 millones de excluidos, el 77,1% sufren exclusión del empleo, el 61,7% exclusión de la vivienda y el 46% exclusión de la salud.
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En cuanto al perfil sociológico, son las familias de mayor tamaño las que más afectadas se han visto, sobre todo familias en las que hay muchos niños y muchos jóvenes.
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Asimismo, se multiplica de forma generalizada la vulnerabilidad de la juventud. Dos datos: el 35% de los jóvenes vive en hogares excluidos y el 27% de los jóvenes desocupados está fuera del sistema educativo. Como se indica en el Informe, en cierto sentido puede hablarse de una «generación hipotecada».
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Nuevo modelo de relaciones sociales
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La crisis ha impuesto también importantes cambios en el modelo de relaciones sociales, que en la actualidad se caracteriza por la «dualización» y la «polarización» social. Es decir, que los más vulnerables y más pobres disponen de menos recursos y sufren pérdida de centralidad en las decisiones, mientras los más ricos cuentan con más recursos y más centralidad en las decisiones.
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De hecho, es posible afirmar que se ha roto el contrato social que era la base de la estructura del bienestar y que la agenda reformista que se viene produciendo desde hace años está transformando, de forma simbólica, nuestro «contrato social» en un «contrato mercantil».
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Empleo
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El VII Informe FOESSA señala la existencia de una «generación expulsada» de trabajadores para los que ha mermado el tipo de puesto que desempeñaban y cuya cualificación es escasamente aplicable en otros sectores.
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En la actualidad, la tasa de trabajadores excluidos se sitúa en el 15%. Y puede decirse que el trabajo deja de ser un espacio de consolidación de derechos para convertirse en un espacio de vulnerabilidad y de pérdida de capacidad económica, social y personal.
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Políticas sociales y estado de bienestar
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Al analizar los efectos de las políticas de austeridad tanto en España como en el conjunto de la Unión Europea, la investigación confirma que los recortes en servicios sociales y bienestar son incompatibles con la consecución del objetivo de reducción de la pobreza recogido en la Estrategia Europea 2020.
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Al mismo tiempo, otros derechos, como sanidad, educación, protección social y apoyo a la dependencia presentan condiciones de acceso cada vez más restrictivas.
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Para los autores, la conclusión es clara: las reformas en el sistema de bienestar social en España, especialmente las desarrolladas a partir de mayo de 2010, han supuesto una regresión en las políticas sociales.
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Cooperación internacional e inmigración
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En lo que atañe a la evolución de la política de cooperación, el Informe constata que esta ha tenido una evolución de crecimiento y desplome tan intensos que no tiene comparación posible con ninguna de las demás políticas de la administración, ni con el comportamiento de ningún otro país donante. La excepcional reducción del presupuesto de cooperación, con el consiguiente descalabro para muchos proyectos en curso, ha conducido a esta política pública a la irrelevancia y ha dilapidado el modesto liderazgo internacional que nuestro país había conseguido en la pasada década.
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Vista en su conjunto, la política exterior española en los últimos años no parece haber contribuido positivamente a hacer de nuestro mundo un lugar más inclusivo y equitativo. Sea el repliegue generado por la crisis, sea el cambio de orientación política, el hecho cierto es que España no está impulsando un cosmopolitismo solidario.
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En cuanto a la inmigración, se indica que el modelo vigente resulta rígido y atomizado. La gestión actual de los flujos migratorios, además de implicar una abusiva instrumentalización de seres humanos vulnerables, genera ineficiencias económicas muy claras, como la pérdida de ingresos fiscales por la proliferación de la economía sumergida vinculada a la falta de documentación, la posibilidad de elevar la explotación laboral de los trabajadores irregulares y, de rebote, empeorar las condiciones del resto, o la imposibilidad para los países menos adelantados de aprovechar las oportunidades de la globalización.
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Se subraya, además, el estrabismo ético que caracteriza las políticas migratorias de la UE, que hace considerar, de una manera, el peligro que amenaza la vida de las personas cuando son objeto de persecución política o armada y de otra, cuando sus existencias están igualmente amenazadas por el hambre, la pobreza económica severa o la imposibilidad de acceder a la atención médica.
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Fortalezas: Familia, sociedad civil y participación
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El Informe dedica una buena parte de sus análisis a poner en valor las fortalezas que muestran la sociedad española y las oportunidades que ese capital social ofrecen para la necesaria regeneración.
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Se identifican capitales sociales como las de la solidaridad familiar y las redes de ayuda, que, aunque con cierto riesgo de debilitamiento, resisten a pesar del largo impacto de la crisis. Se trata de un reforzamiento que responde, en buena medida, a la retirada de los mecanismos de apoyo social basadas en las políticas públicas.
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Dentro del sistema familiar, llama la atención el cambio del papel de las personas mayores que pasan de ser “cuidados” a reforzar su papel como cuidadores. Su apoyo al resto de la familia se ha convertido en fuente de seguridad, por factores como la pensión, la vivienda en propiedad y la conservación de las relaciones familiares. Y se advierte de que todo lo que mine estos tres elementos pondrá en peligro una de las principales mallas de seguridad de nuestra sociedad.
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Claves de transformación social
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Asimismo, en el Informe se da cuenta de la emergencia de una gran cantidad de iniciativas de voluntariado y de la acción colectiva, de experiencias de intercambio y colaboración recíproca, que recanalizan las energías asociativas.
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Y aunque hay una parte del capital social y cultural que se ha destruido, existe otra que está evolucionando, recreando redes, redescubriendo valores y regenerando las instituciones. Estas nuevas iniciativas se apoyan en dinámicas de capital digital.
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Los autores no dejan fuera del foco de la investigación las actuales dinámicas sociales, en las cuales están fermentando nuevos modelos sociales que, aunque todavía no presentan una propuesta alternativa de vida colectiva, sí que permiten cuestionar y vivir de forma real lejos de las lógicas de la privatización, la individualización y la mercantilización.
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En las páginas del VII Informe se señala que estamos a tiempo para una reacción colectiva que invierta las tendencias hacia la fractura social en la medida en que existe un marco solidario que aún se mantiene en la sociedad española.
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Estamos, de hecho, ante un cambio global, en el que una parte de la sociedad se ha puesto en movimiento y si bien aún no se ha despejado la duda sobre si podrá traducirse en un programa positivo de cambio sociopolítico, resulta indudable que han dinamizado a una parte de la humanidad.
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Propuestas
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La Fundación FOESSA ha querido que el VII Informe, más allá del diagnóstico de la realidad social, pusiera sobre la mesa un repertorio de propuestas dirigidas al conjunto de la sociedad, de los poderes públicos y de los agentes sociales y económicos, que permitan atajar las causas estructurales de la exclusión social en España.
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Estas propuestas se estructuran en tres ejes, orientados al ámbito del desarrollo social, al de los efectos de la pobreza y al de la construcción del bien común.
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Para ello es necesario:
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– Considerar los indicadores de desigualdad, pobreza, exclusión social y privación material como indicadores privilegiados que permitan un diagnóstico riguroso de desarrollo social.
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– Evaluar la acción política a la vista del impacto que tiene sobre estos indicadores, con especial atención las políticas que contribuyen al auténtico desarrollo: sanidad, educación, empleo, redistribución de la riqueza y garantía de ingresos.
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– Conseguir que la protección social alcance estándares básicos en todo el territorio y que se haga operativa a través de un sistema de «garantía de mínimos».
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– Desarrollar una protección social basada en el fortalecimiento de los servicios sociales públicos, que no quede reducida a la mera gestión de las prestaciones económicas.
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– Construir un compromiso redistributivo ético que nos acerque a la media europea. A este respecto, los impuestos no pueden quedar al margen de la obligada cohesión social, ya que no es posible mantener un sistema de servicios públicos equitativo y de calidad sin la aportación de todos los ciudadanos al mismo, cada uno en función de sus ingresos y su patrimonio.
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– Considerar el gasto social como «inversión social», dando prioridad a aquellos ámbitos que son más correctores en términos de desigualdad, como sanidad, educación, pensiones y rentas mínimas.
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– Eliminar la sobrecarga que recae sobre los hogares, tanto por el debilitamiento de los servicios públicos como por el impacto de la crisis.
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– Desarrollar políticas familiares eficaces y con recursos suficientes que contrarresten, entre otros, el riesgo actual que conlleva la presencia de menores en el hogar.
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– Poner en marcha de una política eficaz que evite la transmisión intergeneracional de la pobreza, que es uno de los peligros latentes hoy y de especial gravedad para el futuro.
Só o 34 % da sociedade española está en situación de integración plena
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Alértase sobre a ruptura do contrato social que era a base da estrutura do benestar
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A Fundación FOESSA (Fomento de Estudos Sociais e Socioloxía Aplicada) e Cáritas presentaron o VII Informe sobre exclusión e desenvolvemento social en España 2014. É o froito dun vasto traballo de investigación sociolóxica realizado nos últimos cinco anos e no que participou un equipo de máis 90 expertos e investigadores de 30 universidades do noso país. O Informe analiza de forma exhaustiva –ao longo de case 700 páxinas, oito capítulos e un anexo– cuestións coma o modelo social, a actual distribución da renda, os procesos de exclusión social, o mercado de traballo, o estado de benestar, que nova sociedade xurdirá tras as crises, o capital social e cultural, a situación de España na contorna internacional.
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As constatacións do VII Informe FOESSA, cuxos principais contidos foron expostos conxuntamente por Sebastián Mora, director executivo de FOESSA e secretario xeral de Cáritas Española, e por Francisco Lorenzo, coordinador do Informe e responsable de Estudos de Cáritas, ofrecen tanto elementos para a preocupación, dada a envergadura dos efectos que a crise tivo na estrutura social do país, como razóns para a esperanza, á luz das fortalezas que mostran ámbitos como a participación social, a solidariedade, o voluntariado e as redes familiares.
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Un modelo de desenvolvemento que xera desigualdade
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O Informe entra de cheo na análise do noso modelo de desenvolvemento social, no que destacan os altos niveis de desigualdade salarial, a limitada capacidade redistributiva do sistema de impostos e un sistema de prestacións reducido, pouco protector no tempo e que non se adecua ás necesidades dos fogares en función das súas características.
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Con iso, se o crecemento era o «buque insignia» dese modelo social antes da crise, agora estamos nun momento no que son as necesidades de axuste as que guían as decisións políticas e as que constrúen o noso imaxinario colectivo. De novo, queda fóra do foco a necesaria incidencia sobre os elementos estruturais que están na base dun modelo a reformar.
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Sinálase como os efectos da crise na renda no noso país son preocupantes, xa que a porcentaxe de fogares afectados simultaneamente por problemas de privación material e de pobreza monetaria aumentou case un 50% nos últimos anos.
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Ademais, a crise non afectou a todos por igual, xa que se cebou coas rendas máis baixas e afectou á converxencia territorial entre Comunidades Autónomas, que se retardou. De feito, danse diferenzas substanciais na incidencia da exclusión social en territorios con niveis de riqueza similar.
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Aumento da exclusión social
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Da envergadura desta deterioración da conta o feito de que o núcleo central da sociedade española considerado en situación de integración social plena é xa unha estrita minoría e na actualidade representa tan só o 34,3%, mentres que en 2007 superaba o 50%.
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Isto significa que a poboación excluída en España ascende xa ao 25% e afecta a máis de 11.746.000 persoas. Delas, 5 millóns atópanse en exclusión severa. Ademais, hai que ter en conta que 2 de cada 3 persoas excluídas xa estaban nesta situación antes da crise.
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A precariedade afecta a ámbitos como a vivenda e a saúde. Dos 11,7 millóns de excluídos, o 77,1% sofren exclusión do emprego, a 61,7% exclusión da vivenda e a 46% exclusión da saúde.
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En canto ao perfil sociolóxico, son as familias de maior tamaño as que máis afectadas se viron, sobre todo familias nas que hai moitos nenos e moitos mozos.
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Así mesmo, multiplícase de forma xeneralizada a vulnerabilidade da mocidade. Dous datos: o 35% dos mozos vive en fogares excluídos e o 27% dos mozos desocupados está fóra do sistema educativo. Como se indica no Informe, en certo sentido pode falarse dunha «xeración hipotecada».
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Novo modelo de relacións sociais
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A crise impuxo tamén importantes cambios no modelo de relacións sociais, que na actualidade se caracterizan pola «dualización» e a «polarización» social. É dicir, que os máis vulnerables e máis pobres dispoñen de menos recursos e sofren perda de centralidade nas decisións, mentres os máis ricos contan con máis recursos e máis centralidade nas decisións.
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De feito, é posible afirmar que se rompeu o contrato social que era a base da estrutura do benestar e que a axenda reformista que vén producindo desde hai anos está a transformar, de forma simbólica, o noso «contrato social» nun «contrato mercantil».
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Emprego
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O VII Informe FOESSA sinala a existencia dunha «xeración expulsada» de traballadores para os que minguou o tipo de posto que desempeñaban e cuxa cualificación é escasamente aplicable noutros sectores.
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Na actualidade, a taxa de traballadores excluídos sitúase no 15%. E pode dicirse que o traballo deixa de ser un espazo de consolidación de dereitos para converterse nun espazo de vulnerabilidade e de perda de capacidade económica, social e persoal.
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Políticas sociais e estado de benestar
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Ao analizar os efectos das políticas de austeridade tanto en España como no conxunto da Unión Europea, a investigación confirma que os recortes en servizos sociais e benestar son incompatibles coa consecución do obxectivo de redución da pobreza recollido na Estratexia Europea 2020.
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Ao mesmo tempo, outros dereitos, como sanidade, educación, protección social e apoio á dependencia presentan condicións de acceso cada vez máis restritivas.
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Para os autores, a conclusión é clara: as reformas no sistema de benestar social en España, especialmente as desenvolvidas a partir de maio de 2010, supuxeron unha regresión nas políticas sociais.
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Cooperación internacional e inmigración.
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No que incumbe á evolución da política de cooperación, o Informe constata que esta tivo unha evolución de crecemento e desplome tan intensos que non ten comparación posible con ningunha das demais políticas da administración, nin co comportamento de ningún outro país doante. A excepcional redución do orzamento de cooperación, coa consecuente desfeita para moitos proxectos en curso, conduciu a esta política pública á irrelevancia e dilapidou o modesto liderado internacional que o noso país conseguira na pasada década.
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Vista no seu conxunto, a política exterior española nos últimos anos non parece contribuír positivamente a facer do noso mundo un lugar máis inclusivo e equitativo. Sexa o repregamento xerado pola crise, sexa o cambio de orientación política, o feito certo é que España non está a impulsar un cosmopolitismo solidario.
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En canto á inmigración, indícase que o modelo vixente resulta ríxido e atomizado. A xestión actual dos fluxos migratorios, ademais de implicar unha abusiva instrumentalización de seres humanos vulnerables, xera ineficiencias económicas moi claras, como a perda de ingresos fiscais pola proliferación da economía mergullada vinculada á falta de documentación, a posibilidade de elevar a explotación laboral dos traballadores irregulares e, de rebote, empeorar as condicións do resto, ou a imposibilidade para os países menos adiantados de aproveitar as oportunidades da globalización.
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Sublíñase, ademais, o estrabismo ético que caracteriza as políticas migratorias da UE, que fai considerar, dunha maneira, o perigo que ameaza a vida das persoas cando son obxecto de persecución política ou armada e doutra, cando as súas existencias están igualmente ameazadas pola fame, a pobreza económica severa ou a imposibilidade de acceder á atención médica.
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Fortalezas: Familia, sociedade civil e participación
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O Informe dedica unha boa parte das súas análises a poñer en valor as fortalezas que mostran a sociedade española e as oportunidades que ese capital social ofrecen para a necesaria rexeneración.
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Identifícanse capitais sociais como as da solidariedade familiar e as redes de axuda, que, aínda que con certo risco de enfraquecemento, resisten a pesar do longo impacto da crise. Trátase dun reforzamento que responde, en boa medida, á retirada dos mecanismos de apoio social baseadas nas políticas públicas.
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Dentro do sistema familiar, chama a atención o cambio do papel das persoas maiores que pasan de ser «coidados» a reforzar o seu papel como coidadores. O seu apoio ao resto da familia converteuse en fonte de seguridade, por factores como a pensión, a vivenda en propiedade e a conservación das relacións familiares. E advírtese de que todo o que mine este tres elementos porá en perigo unha das principais mallas de seguridade da nosa sociedade.
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Claves de transformación social
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Así mesmo, no Informe dáse conta da emerxencia dunha gran cantidade de iniciativas de voluntariado e da acción colectiva, de experiencias de intercambio e colaboración recíproca, que recanalizan as enerxías asociativas.
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E aínda que hai unha parte do capital social e cultural que se destruíu, existe outra que está a evolucionar, recreando redes, redescubriendo valores e rexenerando as institucións. Estas novas iniciativas apóianse en dinámicas de capital dixital.
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Os autores non deixan fóra do foco da investigación as actuais dinámicas sociais, nas cales están fermentando novos modelos sociais que, aínda que aínda non presentan unha proposta alternativa de vida colectiva, si que permiten cuestionar e vivir de forma real lonxe das lóxicas da privatización, a individualización e a mercantilización.
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Nas páxinas do VII Informe sinálase que estamos a tempo para unha reacción colectiva que invista as tendencias cara á fractura social na medida en que existe un marco solidario que aínda se mantén na sociedade española.
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Estamos, de feito, ante un cambio global, no que unha parte da sociedade se puxo en movemento e aínda que de momento non se despexou a dúbida sobre se poderá traducirse nun programa positivo de cambio sociopolítico, resulta indubidable que dinamizaron a unha parte da humanidade.
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Propostas
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A Fundación FOESSA quixo que o VII Informe, máis aló do diagnóstico da realidade social, puxese sobre a mesa un repertorio de propostas dirixidas ao conxunto da sociedade, dos poderes públicos e dos axentes sociais e económicos, que permitan atallar as causas estruturais da exclusión social en España.
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Estas propostas estrutúranse en tres eixos, orientados ao ámbito do desenvolvemento social, ao dos efectos da pobreza e ao da construción do ben común.
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Para iso é necesario:
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– Considerar os indicadores de desigualdade, pobreza, exclusión social e privación material como indicadores privilexiados que permitan un diagnóstico rigoroso de desenvolvemento social.
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– Avaliar a acción política á vista do impacto que ten sobre estes indicadores, con especial atención as políticas que contribúen ao auténtico desenvolvemento: sanidade, educación, emprego, redistribución da riqueza e garantía de ingresos.
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– Conseguir que a protección social alcance estándares básicos en todo o territorio e que se faga operativa a través dun sistema de «garantía de mínimos».
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– Desenvolver unha protección social baseada no fortalecemento dos servizos sociais públicos, que non quede reducida á mera xestión das prestacións económicas.
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– Construír un compromiso redistributivo ético que nos achegue á media europea. A este respecto, os impostos non poden quedar á marxe da obrigada cohesión social, xa que non é posible manter un sistema de servizos públicos equitativo e de calidade sen a achega de todos os cidadáns ao mesmo, cada un en función dos seus ingresos e o seu patrimonio.
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– Considerar o gasto social como «investimento social», dando prioridade a aqueles ámbitos que son máis correctores en termos de desigualdade, como sanidade, educación, pensións e rendas mínimas.
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– Eliminar a sobrecarga que recae sobre os fogares, tanto polo enfraquecemento dos servizos públicos como polo impacto da crise.
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– Desenvolver políticas familiares eficaces e con recursos suficientes que contrarresten, entre outros, o risco actual que leva a presenza de menores no fogar.
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– Pór en marcha dunha política eficaz que evite a transmisión interxeneracional da pobreza, que é un dos perigos latentes hoxe e de especial gravidade para o futuro.