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27 May

JESÚS GARCÍA VAZQUEZ, 60 AÑOS DE SACERDOCIO

 Los agentes de Cáritas rindieron un homenaje al delegado episcopal

“Hemos trabajado para hacer más que una Cáritas asistencial, una Cáritas transformadora”

Los agentes de Cáritas Diocesana de Santiago de Compostela rindieron un homenaje a Jesús Garcia Vázquez (Arzua), delegado episcopal, que lleva más de sesenta años- bodas de diamante- de sacerdocio, desempeñando  responsabilidades, tanto en España como en el extranjero y trabajando siempre para ayudar a los más necesitados.

Homenaje

Dos técnicos de Cáritas Diocesana de Santiago de Compostela, Rubén Iglesias Pazos y Andrea Lago Martínez, fueron los encargados de materializar el homenaje. El primero de ellos pronunciando unas palabras de agradecimiento al delegado episcopal en las que señaló la labor y la misión que durante estos años llevo a cabo para ayudar a las personas más desfavorecidas. Por su parte Andrea le entregó a un obsequio con el que se testimonia el agradecimiento por la ayuda “que siempre nos prestó para poder realizar nuestro trabajo”.

El delegado episcopal agradeció el cariño que le mostraron los agentes de Cáritas, señalando que entre todos “hemos trabajado para hacer más que una Cáritas asistencial, una Cáritas transformadora. Avanzamos hacia una Cáritas donde las personas tengan más dignidad, puedan conseguir un trabajo, sean más autónomas y protagonistas de su propia historia”.

Crear y construir comunidades

Cerca de trece años lleva García Vázquez como delegado episcopal de Cáritas Diocesana de Santiago de Compostela. En su mandato la institución acometió importantes programas y fueron potenciados centros en los que se ayuda y acoge a las personas más necesitadas de la sociedad. Considera que desde Cáritas se pretende “crear, construir comunidades, espacios comunitarios solidarios y proféticos que hagan realidad otro mundo posible, otra forma de convivir donde los valores de la generosidad, la solidaridad, la justicia y de la gratuidad sean una realidad”.

El delegado episcopal insiste en que la fe sin la caridad está muerta en sí misma, y la caridad sin la fe es filantropía sin sustento. Para García Vázquez  la vida comunitaria y la eucaristía “son sustento de la fe y del ejercicio de la caridad, necesitando una espiritualidad de ojos abiertos y de pies que pisen tierra, para vivir atentos a los desafíos y pobrezas de nuestro tiempo y para dar respuesta de la mejor manera posible”