LA ASAMBLEA GENERAL DE CÁRITAS APUESTAPOR «SALIR A LAS PERIFERIAS» PARA DEFENDER A LAS VÍCTIMAS DE «LA CULTURA DEL DESCARTE»A ASEMBLEA XERAL DE CÁRITAS APOSTA POR «SAÍR ÁS PERIFERIAS» PARA DEFENDER ÁS VÍTIMAS «DA CULTURA DO DESCARTE»
Representantes de las 70 Cáritas Diocesanas del país se dieron cita en El Escorial
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Los más de 150 participantes en la 71ª Asamblea General de Cáritas Española, celebrada en la casa de espiritualidad “San José”, han apostado, en su Declaración Final, por escuchar la llamada del Papa Francisco a “salir de la propia comodidad y atreverse a llegar a todas las periferias que necesitan la luz del Evangelio” para acompañar a las víctimas de “esa cultura del descarte en la que el dios-dinero está en el centro”.
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Esta Asamblea ha tenido un significado muy emotivo, debido a la despedida que protagonizó monseñor Alfonso Milián Sorribas, obispo de Barbastro-Monzón y que en los últimos 12 años ha sido también obispo responsable de Cáritas en la Comisión Episcopal de Pastoral Social (CEPS). Como obsequio de despedida, cargado de honda simbología, se le hizo entrega de una cruz de hierro forjado realizada por un artesano de Barbastro-Monzón con concertina de la valla de Melilla.
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Ha sido, al mismo tiempo, la primera Asamblea presidida por monseñor Atilano Rodríguez, obispo de Sigüenza-Guadalajara, quien ha participado en todas las sesiones y que sucede a monseñor Milián en la responsabilidad confiada por la CEPS. Junto a él, han participado en la Asamblea, el presidente, delegado episcopal y secretario general de Cáritas Española, Rafael del Río, Vicente Altaba y Sebastián Mora, respectivamente
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Junto al debate y aprobación de los contenidos estatutarios de la misma, en la Asamblea se reflexionó sobre la evolución de la realidad social a la luz de la experiencia de cada ámbito diocesano y se debatieron las estrategias que Cáritas viene impulsando tanto en esos ámbitos como en el plano confederal e internacional.
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El marco de análisis de la Asamblea fue aportado por Francisco Lorenzo y Guillermo Fernández, expertos del Equipo de Estudios de Cáritas Española, que desarrollaron la ponencia marco “Explorando el futuro: retos y fronteras” y que fue debatida en el seno de diversos grupos de trabajo a partir de los cuales se ha preparado la Declaración Final.
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En la Asamblea han intervenido los directores de Cáritas Senegal, AmbroiseTine, y de Cáritas Costa Rica, Edwin Aguiluz, que expusieron conjuntamente el tema “Una sola familia humana, alimentos para todos. Cómo lo viven las Cáritas del Sur”.
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La agenda del encuentro incluyó también dos cuestiones de futuro para la Confederación, como son los “Retos en el Desarrollo de Personas”, que presentó MargalidaRiutort, directora de Cáritas Mallorca; y “Repensando los Derechos Humanos en la acción de Cáritas”, un tema desarrollado por Toño Villalón, director de la casa de acogida “Padre Damián” de Cáritas Salamanca.
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DECLARACIÓN FINAL
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Los asistentes a la Asamblea aprobaron la siguiente Declaración:
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“La crisis sigue siendo un duro sacrificio para muchas familias. Somos testigos de la desesperación de numerosas personas que acuden a Cáritas en busca de ayuda y seguimos asistiendo con dolor al desmantelamiento de servicios sociales y restricciones de derechos, y al abandono a su suerte de todas esas personas, que, como denuncia el Papa Francisco, son víctimas de “esa cultura del descarte en la que el dios-dinero está en el centro”.
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Aunque a la luz de los datos macroeconómicos comienza a trasladarse a nuestro imaginario colectivo la idea de que la crisis ha terminado, constatamos, sin embargo, que sus efectos más graves no han desaparecido en el día a día de las personas más desfavorecidas. Es más, una eventual salida de la crisis dejaría tras de sí una sociedad más desigual y precaria, con nuevas víctimas que se suman a las que ya existían antes de la recesión, con unos derechos sociales más restringidos y expuestas a una forma de analizar la realidad que, sin rubor, entiende que las personas solo son “rescatables” si las leyes de la economía lo permiten.
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El camino hacia un escenario mejor es todavía incierto y, en cualquier caso, será largo. Este nuevo contexto nos obliga, como Cáritas, a cambiar para poder responder a las nuevas situaciones, distintas tanto de las que hemos venido afrontando en lo más grueso de la crisis como las de la etapa anterior. Es necesario escuchar la llamada de Francisco a “salir de la propia comodidad y atreverse a llegar a todas las periferias que necesitan la luz del Evangelio”.
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Por todo ello, los miembros de la Asamblea General de Cáritas queremos apostar por construir una sociedad:
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Que ponga en el centro a las personas y donde la economía esté a su servicio para primar la vida y la sostenibilidad, en lugar de ser un instrumento de exclusión e injusticia.
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Que apueste por reafirmar los valores comunitarios de solidaridad y fraternidad a favor de todas las personas, especialmente de las más débiles, para sostener una sociedad verdaderamente ética y democrática.
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Que fortalezca su compromiso con el desarrollo global y la cooperación con los países del Sur, frente al mero crecimiento económico.
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Que se abra a la realidad de un mundo global y sin fronteras, en el que todos, iguales en dignidad y derechos, somos una sola familia humana.
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Que se base en la corresponsabilidad, donde los distintos actores asuman sus respectivos compromisos.
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Las Administraciones públicas, en cuanto garantes de derechos, son responsables últimas de implementar políticas y dotarlas de recursos y servicios suficientes para garantizar un Estado de bienestar de calidad. No pueden desentenderse de esa misión ni apelar al papel protagonista de otros como excusa para no acometer su papel.
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La sociedad civil debe jugar un rol proactivo y comprometido en defensa del bien común, velar porque el Estado desarrolle su función y asumir un liderazgo ético en la defensa y la construcción de un proyecto social compartido.
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El mercado debe cumplir con su responsabilidad social a favor del bien común y no pretender sacar provecho de esta situación.
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Las personas deben orientar sus vidas hacia actitudes de vida más sencillas y modelos de consumo más sostenibles para que todos seamos responsables de todos.
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n este contexto, queremos ser una Cáritas que camine con la mirada puesta en dos referencias: Cristo y los pobres. Esto nos obliga a:\r\n\r\n1. Salir a las periferias para acompañar a los que quedan excluidos de todos los espacios y desarrollar iniciativas innovadoras y significativas, que pongan de manifiesto que es posible vivir desde lógicas alternativas a modelos económicos e individualistas.\r\n\r\n2. Hacer incidencia pública para denunciar las estructuras de injusticia, de dolor y de sufrimiento, y realizar propuestas concretas que ayuden a poner en práctica el mensaje del Evangelio.\r\n\r\n3. No sustituir la acción de las Administraciones públicas, desde una convicción del cuidado de “lo común” sustentado en los principios de subsidiariedad y solidaridad.\r\n\r\n4. No caminar solos y apostar por el diálogo con los Gobiernos para, desde la experiencia y la visión que nos da el trabajo directo con las personas, poder incidir en las políticas sociales. Queremos implicarnos también con los movimientos sociales en la lucha por los más pobres y desarrollar, desde la coherencia ética con nuestros valores, iniciativas conjuntas con las empresas.\r\n\r\n5. Reafirmar de manera universal la defensa y el respeto de los derechos humanos y la dignidad de todas las personas desde los principios de la Doctrina Social de la Iglesia.\r\n\r\n6. Creer en la participación de los más pobres para ser una organización en la que todos los que acuden en busca de ayuda y escucha encuentren un espacio comunitario abierto, donde tenga cabida la espiritualidad, donde ellos sean los auténticos protagonistas también en la construcción de la sociedad, desde la corresponsabilidad como ciudadanos y el convencimiento de que todos poseemos potencialidades para servir a un proyecto común.\r\n\r\n7. Estar atentos a lo que realidad cambiante requiere de nosotros, de manera que podamos detectar las nuevas situaciones de pobreza sin ocultar aquellas que tradicionalmente hemos acompañado, incluso en épocas de bonanza.\r\n\r\n8. Fortalecer, desde nuestra presencia en el territorio y las parroquias, la animación comunitaria, donde el capital relacional sea el eje vertebrador de la vida en comunidad.\r\n\r\n9. Trabajar, a través de nuestra participación activa en Cáritas Internationalis y en las redes nacionales e internacionales del sector social, por los derechos de las comunidades y pueblos olvidados.\r\n\r\n10. Apostar porque la ciudadanía no se adquiera solamente por la vía del empleo, pues entendemos que el reconocimiento de la dignidad de las personas no puede supeditarse a su situación laboral.\r\n
Asumimos estos compromisos empujados por una realidad en la que se siguen construyendo muros cada vez más altos, verjas que cercenan sueños y cruces trenzadas por concertinas. Siguen existiendo espacios prohibidos para muchos, derechos que ya no lo son y lógicas que nos invitan a pensar únicamente en nuestro propio bienestar.
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Ante ello, junto con nuestra denuncia, lanzamos también desde Cáritas un mensaje de anuncio y esperanza, convencidos de que, juntos, podemos aportar elementos para la construcción de un nuevo modelo social en el que los bienes sean para todos y donde el otro es nuestro hermano”.
Representantes das 70 Cáritas Diocesanas do país déronse cita no Escorial
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Os máis de 150 participantes na 71ª Asemblea Xeral de Cáritas Española, celebrada na casa de espiritualidade «San José», apostaron, na súa Declaración Final, por escoitar a chamada do Papa Francisco a «saír da propia comodidade e atreverse a chegar a todas as periferias que necesitan a luz do Evanxeo» para acompañar ás vítimas «desa cultura do descarte na que o deus-diñeiro está no centro».
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Esta Asemblea tivo un significado moi emotivo, debido á despedida que protagonizou monseñor Alfonso Milián Sorribas, bispo de Barbastro-Monzón e que nos últimos 12 anos foi tamén bispo responsable de Cáritas na Comisión Episcopal de Pastoral Social (CEPS). Como obsequio de despedida, cargado de fonda simboloxía, fíxoselle entrega dunha cruz de ferro forxado realizada por un artesán de Barbastro-Monzón con concertina do valo de Melilla.
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Foi, ao mesmo tempo, a primeira Asemblea presidida por monseñor Atilano Rodríguez, bispo de Sigüenza-Guadalaxara, quen participou en todas as sesións e que sucede a monseñor Milián na responsabilidade confiada pola CEPS. Xunto a el, participaron na Asemblea, o presidente, delegado episcopal e secretario xeral de Cáritas Española, Rafael do Río, Vicente Altaba e Sebastián Mora, respectivamente.
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Xunto ao debate e aprobación dos contidos estatutarios da mesma, na Asemblea reflexionouse sobre a evolución da realidade social á luz da experiencia de cada ámbito diocesano e debatéronse as estratexias que Cáritas vén impulsando tanto neses ámbitos como no plano confederal e internacional.
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O marco de análise da Asemblea foi achegado por Francisco Lorenzo e Guillermo Fernández, expertos do Equipo de Estudos de Cáritas Española, que desenvolveron o relatorio marco «Explorando o futuro: retos e fronteiras» e que foi debatida no seo de diversos grupos de traballo a partir dos cales se preparou a Declaración Final.
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Na Asemblea interviñeron os directores de Cáritas Senegal, AmbroiseTine, e de Cáritas Costa Rica, Edwin Aguiluz, que expuxeron conxuntamente o tema «Unha soa familia humana, alimentos para todos. Como o viven as Cáritas do Sur».
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A axenda do encontro incluíu tamén dúas cuestións de futuro para a Confederación, como son os «Retos no Desenvolvemento de Persoas», que presentou Margalida Riutort, directora de Cáritas Mallorca; e «Repensando os Dereitos Humanos na acción de Cáritas», un tema desenvolvido por Toño Villalón, director da casa de acollida «Pai Damián» de Cáritas Salamanca.
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DECLARACIÓN FINAL
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Os asistentes á Asemblea aprobaron a seguinte Declaración:
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«A crise segue sendo un duro sacrificio para moitas familias. Somos testemuñas da desesperación de numerosas persoas que acoden a Cáritas en busca de axuda e seguimos asistindo con dor ao desmantelamento de servizos sociais e restricións de dereitos, e ao abandono á súa sorte de todas esas persoas que, como denuncia o Papa Francisco, son vítimas «desa cultura do descarte na que o deus-diñeiro está no centro».
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Aínda que á luz dos datos macroeconómicos comeza a trasladarse ao noso imaxinario colectivo a idea de que a crise terminou, constatamos, con todo, que os seus efectos máis graves non desapareceron no día a día das persoas máis desfavorecidas. É máis, unha eventual saída da crise deixaría tras de si unha sociedade máis desigual e precaria, con novas vítimas que se suman ás que xa existían antes da recesión, cuns dereitos sociais máis restrinxidos e expostas a unha forma de analizar a realidade que, sen rubor, entende que as persoas só son «rescatables» se as leis da economía o permiten.
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O camiño cara a un escenario mellor é aínda incerto e, en calquera caso, será longo. Este novo contexto obríganos, como Cáritas, a cambiar para poder responder ás novas situacións, distintas tanto das que viñemos afrontando no máis groso da crise como as da etapa anterior. É necesario escoitar a chamada de Francisco a «saír da propia comodidade e atreverse a chegar a todas as periferias que necesitan a luz do Evanxeo».
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Por todo iso, os membros da Asemblea Xeral de Cáritas queremos apostar por construír unha sociedade:
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- Que poña no centro ás persoas e onde a economía estea ao seu servizo para primar a vida e a sustentabilidade, en lugar de ser un instrumento de exclusión e inxustiza.
- Que aposte por reafirmar os valores comunitarios de solidariedade e fraternidade a favor de todas as persoas, especialmente das máis débiles, para soster unha sociedade verdadeiramente ética e democrática.
- Que fortaleza o seu compromiso co desenvolvemento global e a cooperación cos países do Sur, fronte ao mero crecemento económico.
- Que se abra á realidade dun mundo global e sen fronteiras, no que todos, iguais en dignidade e dereitos, somos unha soa familia humana.
- Que se base na corresponsabilidade, onde os distintos actores asuman os seus respectivos compromisos:
- As Administracións públicas, en canto garantes de dereitos, son responsables últimas de implementar políticas e dotalas de recursos e servizos suficientes para garantir un Estado de benestar de calidade. Non poden desentenderse desa misión nin apelar ao papel protagonista doutros como escusa para non acometer o seu papel.
- A sociedade civil debe xogar un rol proactivo e comprometido en defensa do ben común, velar porque o Estado desenvolva a súa función e asumir un liderado ético na defensa e a construción dun proxecto social compartido.
- O mercado debe cumprir coa súa responsabilidade social a favor do ben común e non pretender sacar proveito desta situación.
- As persoas deben orientar as súas vidas cara a actitudes de vida máis sinxelas e modelos de consumo máis sustentables para que todos sexamos responsables de todos.
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Neste contexto, queremos ser unha Cáritas que camiñe coa mirada posta en dúas referencias: Cristo e os pobres. Isto obríganos a:
\r\n1. Saír ás periferias para acompañar aos que quedan excluídos de todos os espazos e desenvolver iniciativas innovadoras e significativas, que poñan de manifesto que é posible vivir desde lóxicas alternativas a modelos económicos e individualistas.\r\n\r\n2.Facer incidencia pública para denunciar as estruturas de inxustiza, de dor e de sufrimento, e realizar propostas concretas que axuden a pór en práctica a mensaxe do Evanxeo.\r\n\r\n3. Non substituír a acción das Administracións públicas, desde unha convicción do coidado de «o común» sustentado nos principios de subsidiariedad e solidariedade.\r\n\r\n4. Non camiñar sós e apostar polo diálogo cos Gobernos para, desde a experiencia e a visión que nos dá o traballo directo coas persoas, poder incidir nas políticas sociais. Queremos implicarnos tamén cos movementos sociais na loita polos máis pobres e desenvolver, desde a coherencia ética cos nosos valores, iniciativas conxuntas coas empresas.\r\n\r\n5. Reafirmar de maneira universal a defensa e o respecto dos dereitos humanos e a dignidade de todas as persoas desde os principios da Doutrina Social da Igrexa.\r\n\r\n6. Crer na participación dos máis pobres para ser unha organización na que todos os que acoden en busca de axuda e escoita atopen un espazo comunitario aberto, onde teña cabida a espiritualidade, onde eles sexan os auténticos protagonistas tamén na construción da sociedade, desde a corresponsabilidade como cidadáns e o convencemento de que todos posuímos potencialidades para servir a un proxecto común.\r\n\r\n7. Estar atentos ó que realidade cambiante require de nós, de maneira que podamos detectar as novas situacións de pobreza sen ocultar aquelas que tradicionalmente acompañamos, mesmo en épocas de bonanza.\r\n\r\n8. Fortalecer, desde a nosa presenza no territorio e as parroquias, a animación comunitaria, onde o capital relacional sexa o eixo vertebrador da vida en comunidade.\r\n\r\n9. Traballar, a través da nosa participación activa en Cáritas Internationalis e nas redes nacionais e internacionais do sector social, polos dereitos das comunidades e pobos esquecidos.\r\n\r\n10. Apostar porque a cidadanía non se adquira soamente pola vía do emprego, pois entendemos que o recoñecemento da dignidade das persoas non pode supeditarse á súa situación laboral.\r\n
Asumimos estes compromisos empuxados por unha realidade na que se seguen construíndo muros cada vez máis altos, enreixados que cernan soños e cruces trenzadas por concertinas. Seguen existindo espazos prohibidos para moitos, dereitos que xa non o son e lóxicas que nos convidan a pensar unicamente no noso propio benestar.
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Ante iso, xunto coa nosa denuncia, lanzamos tamén desde Cáritas unha mensaxe de anuncio e esperanza, convencidos de que, xuntos, podemos achegar elementos para a construción dun novo modelo social no que os bens sexan para todos e onde o outro é o noso irmán».