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12 Oct

“LA LABOR DE LOS MISIONEROS ESTÁ RODEADA DE SILENCIO, Y AÚN ASÍ NO FALTA LA ALEGRÍA EN SU MISIÓN” (LUZ CASAL)    

 

Pregón del Domund 2017 en un acto presidido por monseñor Barrio en la Catedral

 En un acto celebrado en la catedral de Compostela presidido por el arzobispo, monseñor Julián Barrio, acompañado de los obispos de la provincia eclesiástica de Santiago, la cantante Luz Casal pronunció el pregón del Domund 2017. Una  iniciativa desarrollada en las cinco diócesis de Galicia en su sexta edición con el lema  “El Domund al descubierto”, iniciativa promovida por la Obras Misionales Pontificias (OMP) España. Durante su intervención la pregonera habló de los misioneros: “Abandonan su proyecto de vida propia, su propio interés. Héroes anónimos, que en sus viajes al infierno acaban por alcanzar el cielo al juntar con ternura sus manos a otras manos”.El director Nacional de las Obras Misioneras Pontificias, Anastasio Gil, fue el encargado de dar cuenta de la Jornada del Dómund que se celebra el próximo día 22. Seguidamente Rafael Santos, director de la revista Illuminare, presentó a la pregonera. De la conducción del  acto se encargó profesor  Jorge Mira Pérez, y para el cierre  se contó con la Escolanía de la Catedral, dirigida por José Luis Vázquez.

Como una canción

  1. El pregón, titulado “Sé valiente, la misión te espera”, escrito en clave como si de una canción se tratara y con siete apartados: introducción, primera estrofa, estribillo, segunda estrofa, los misioneros, puente y coda. En ellos la cantante Luz Casal destacó el trabajo de los misioneros, “quienes más allá de su propio interés, van a los lugares más difíciles; y allí, con pequeños gestos, llenan el mundo de belleza”. Al mismo tiempo la compositora gallega reitera la necesidad de volver a retomar “los conceptos cristianos de caridad y misericordia”. 

Volviendo la vista atrás y a su niñez, Luz Casal recordó que las hermanas Doroteas le hablaron en el colegio por primera vez del Domund con un documental y les explicaron el significado de la caridad y la misericordia. “Esa lección”, dijo, “fomentó en aquel grupo de niñas nuestra futura disposición a echar una mano al necesitado”.

Los más necesitados

Luz Casal hizo un llamamiento para dedicar a los necesitados unos minutos, “como esos que algunos dedicamos a nuestros abdominales y glúteos; u ofrecer un donativo que no supondrá un gasto mayor que el de comprar un botecito de crema antiarrugas o una hidratante de manos”, subrayó.Valoró el trabajo de los misioneros, de los que dijo que muestran que su entrega va más allá de la solidaridad: “Sin patrias ni banderas, abandonan su proyecto de vida propia, su propio interés. Héroes anónimos, que en sus viajes al infierno acaban por alcanzar el cielo al juntar con ternura sus manos a otras manos”. Insistió en el ejemplo de los 13.000 misioneros españoles, que llevan esperanza y dignidad donde no las hay. “En estos casi cien años de celebración del Domund- indicó- la labor de los misioneros está rodeada de silencio, y aún así no falta la alegría en su misión”.

La pobreza

Mencionó que cada vez es más difícil dejar de ser pobre, “la situación se enquista por las carencias del sistema de protección y de las ayudas, por la precariedad laboral y el desigual reparto de la riqueza”. Constata que la vida es un combate constante entre dos fuerzas. Los que son capaces de comportarse “ordinariamente de manera inhumana”. Y a los que llamó soldados o misioneros de los que constató que , “aun conociendo la derrota y el desengaño, saben sobreponerse y con sus actos reparar el daño causado por los primeros, a la vez que siembran nuevos caminos con semillas que germinarán en los corazones de los desfavorecidos, hasta llegar a la victoria”.  Recordando que “muestran diariamente cómo la compasión activa está en las entrañas de su misión y va más allá de la solidaridad”.La pregonera habló de la bondad, “esa virtud que algunos tienen y que, según dicen los especialistas en neurociencia afectiva, se encuentra en la base de un cerebro sano, hace que los poseedores de esa gracia perciban las cosas de otra manera”. Y puntualizó: “Mientras muchos hacen ruido, unos pocos, con sus acciones calladas y generosas, dan ánimos a los que parece que hubieran cometido el pecado de existir, sea en Siria, Sudán del Sur, Yemen o en cualquiera de los más de 33 países con gravísimos conflictos”.Como estribillo de su pregón repitió en varias ocasiones el siguiente: “La belleza que provocan los pequeños gestos humanitarios regenera el mundo, y el amor lo salva”. Y terminó su pregón con la siguiente coda: “Gracias a todos los misioneros presentes por enseñarnos con sus obras que el más insignificante acto de amor puede abrazar a la humanidad herida.”El trabajo misionero Cerró el acto el arzobispo de Santiago, monseñor Julián Barrio que alabó el trabajo que llevan a cabo en todo el mundo los más tres centenares de misioneros gallegos, “son esos hermanos universales que abren a todos los hombres los sorprendentes y polícromos horizontes de la filiación divina lo que nos lleva a descubrir el compromiso de nuestra fraternidad con los demás”. El prelado insiste en que ellos interpretan la canción inspirada en la caridad misma de Cristo “que está hecha de atención, ternura, compasión, acogida, disponibilidad e interés por los problemas de los demás. Son esperanza para el mundo. Más que nuestra admiración necesitan nuestra ayuda espiritual y material”.