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18 Nov

Monseñor Barrio: “NADIE HA ELEGIDO VIVIR EN LA CALLE, NADIE ELIGE LA ENFERMEDAD”

Carta pastoral con motivo de la campaña “Nadie sin salud. Nadie sin hogar”\r\n

Arzobispo iEl arzobispo de Santiago, monseñor Julián Barrio con motivo de la campaña “Nadie sin salud. Nadie sin hogar”, hizo pública una Carta Pastoral en al que alerta que “no podemos ser insensibles al hecho de que haya personas que no  tienen acceso a la salud. Desde este planteamiento abordamos el drama de los que no tienen posibilidades para cuidar su salud  y no tienen un hogar. Es una doble discriminación“

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Insiste en que la crisis está generando un cambio de mentalidad y puede llevarnos a una transformación radical de nuestro estilo de vida.” En este sentido –señala–, hay que recordar que el hombre es el único camino que la Iglesia debe recorrer y que nada que afecta a los demás a nosotros nos puede ser ajeno. En este contexto hace falta vivir la condición sufriente del drama humano con toda nuestra energía  personal y comunitaria, porque el mañana reflejará nuestra esperanza de hoy”

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Considera que todo ello conlleva dar cabida a lo que es la persona y su entramado de relaciones, “en este proceso renunciar a la referencia de la dimensión trascendente de la persona es como no comprender y no preservar lo humano”

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Cuidar la salud y tener un hogar

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Se refiere a aquellas personas que no tienen posibilidades para cuidar su salud  y no tienen un hogar: “Es unaSin Techo 2 doble discriminación profundamente interrelacionada cuyas consecuencias son la dependencia del alcohol y de otras sustancias, los trastornos de personalidad y la depresión”. El prelado insiste en que la soledad y la falta de vínculos familiares, vecinales, sociales sostiene o aumenta el riesgo de sufrir un trastorno mental al no recibir el apoyo que cualquier persona necesita. “Vemos que algunas personas van  de la calle al hospital—subraya monseñor Barrio–, pero se ha de evitar que salgan del, hospital para encontrarse nuevamente en la calle. Por experiencia muchos sabemos la alegría que produce el alta médica después de unos días de estancia hospitalaria. Pero como advierte el slogan, “el alta médica es una mala noticia si vives en la calle”. Los  derechos fundamentales deben ser obligatorios e imprescindibles para todos”.

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Sin techo( arzxobispo)Recuerda que nadie ha elegido vivir en la calle, y que no se elige la enfermedad, “el compromiso de acompañar a estas personas, carentes de salud y de hogar, conlleva escucharles. Y esto es lo que nos manifiestan. En tal sentido menciona las palabras, recogidas en el manifiesto de 2013, pronunciadas por las personas que viven en la calle y que sufren los problemas que les ocasiona no disponer de una atención sanitaria:“Nos sentimos desamparados, sin apoyo, fracasados, tristes y con mucha rabia. Nos sentimos apartados. Pero tenemos mucho que aportar a la sociedad. Tenemos muchos valores que compartir. Tenemos alegrías y ánimo para seguir luchando. Tenemos afectos, cariño y todo el tiempo del mundo. Tenemos mucha experiencia  en apoyar a los demás, en dar la mano al compañero, en escuchar, talento que puede venir bien a todos.Tenemos comprensión y vida, ante todo mucha vida”.

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Denuncia en su carta que “sus enfermedades físicas y sus condiciones de vida llevan a que muchas personas los miren con miedo o, mejor dicho, que por miedo y comodidad ni los miren. A veces se dan rodeos para no encontrarlos”.

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Datos para el discernimiento

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Hace hincapié de que en la diócesis hay unas mil quinientas personas sintecho, y que son atendidas muchas de ellas por Cáritas Diocesana. “La precariedad laboral y el paro que afectan de manera especial a los jóvenes—comenta–, les hacen inviable acceder a una vivienda digna que es un derecho y no un privilegio. Por otra parte, todas las personas,especialmente las más desprotegidas y vulnerables como jóvenes desempleados, personas afectadas por enfermedades infecto-contagiosas, personas con discapacidad…,deben poder disfrutar del derecho a la salud”

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Nuestro compromiso

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Para monseñor Barrio la jornada es una llamada de atención a todos para que en la medida de las posibilidades “trabajemos con la finalidad de que todas las personas puedan vivir con la dignidad plena que ostentan. Tenemos que “edificar el presente y proyectar el futuro desde la verdad  auténtica del hombre, desde la libertad que respeta esa verdad y nunca la hiere, y desde la justicia para todos, comenzando por los más pobres y desvalidos”. Insiste en que se debe tener siempre presente la dignidad de la persona humana: “Son tiempos de adversidad, no de desdicha. En la adversidad se vislumbra una salida, albergando una esperanza. En la desdicha, no, pues sobreviene un sentido de desamparo cuando ya no parece posible ni concebible felicidad alguna”.