Noticia

21 Abr

QUÉ APORTA LA CARIDAD QUÉ APORTA A CARIDADE

Viocen te alatba 1El Delegado episcopal de Cáritas Española,VicenteAltaba , ha publicado un artículo, en las páginas delperiódicoLa Razón, en relación  a lo que aporta la caridad a la sociedad. Un trabajo  de reflexión al que damos salida  en la página web.

\r\n

“El Jueves Santo, día en que los cristianos celebramos la institución de la Eucaristía y fiesta tradicionalmente relacionada con el amor fraterno, es un día oportuno para preguntarnos qué aporta la caridad a la sociedad, ya que la Eucaristía es para nosotros, cristianos, la fuente de nuestra vida cristiana y de nuestra acción caritativa y social.

\r\n

Lo primero que nos aporta la caridad es la experiencia salvadora del amor que Dios nos ofrece de manera absolutamente gratuita y radical. Dice Benedicto XVI en la encíclica Spesalvi que «el ser humano es redimido por el amor», de modo tal que cuando uno experimenta un gran amor en su vida, se trata de un momento de redención que da un nuevo sentido a su existencia.

\r\n

Esto mismo lo expresaba muy bien el beato Juan Pablo II: «El hombre no puede vivir sin amor. No puede comprenderse a sí mismo, su vida está privada de sentido si no se le revela el amor, si no se encuentra con el amor, si no lo experimenta y lo hace propio, si no participa en él vivamente».  El ser humano está necesitado de amor, de amar y de ser amado. Hasta tal punto es así que esto es lo que da sentido a su existencia y lo que le hace vivir la experiencia de sentirse salvado.

\r\n

Esta experiencia salvadora del amor es lo primero que nos ofrece la caridad y hace presente el sacramento de la Eucaristía. «Tanto amó Dios al mundo que entregó a su propio Hijo», dice Juan. Y esta entrega es tan absoluta y radical que en la Eucaristía se hace «Cuerpo entregado» y «Sangre derramada». Cuerpo y sangre de una nueva y definitiva alianza de amor con toda la humanidad y cada uno de nosotros. En la Eucaristía el amor de Dios llega hasta el extremo de hacerse vida totalmente entregada por amor. 

\r\n

Desde esta experiencia entendemos los cristianos la caridad como respuesta al amor recibido: «Hemos conocido el amor que Dios nos tiene y hemos creído en él» (1Jn 4,16). El amor recibido se torna amor entregado, a imagen de Jesús, quien nos recuerda que «nadie ama más que el que da la vida». Por eso, cuantos alimentamos nuestra vida cristiana en la Eucaristía, nos unimos al acto oblativo de Jesús y hacemos en ella una ofrenda de nuestra vida al servicio de los hermanos.

\r\n

Desde esta mística eucarística, en Cáritas vivimos la profunda convicción de que lo más importante en nuestro servicio de la caridad es que en él se pueda percibir el amor. Hay que dar y ayudar al otro, es verdad, pero sobre todo hay que darse, hay que dar vida, hay que dar amor. La caridad no es dar cosas, es dar amor. Sólo así el don no humilla, sino que dignifica y redime a la persona, a la que recibe y también a la que da. Sólo así el otro se sentirá salvado, porque se sentirá amado. De lo contrario, por más cosas que le demos, se sentirá despreciado y humillado. Lo primero y más importante que nos ofrece la caridad es la experiencia de sentirnos acogidos, escuchados, valorados, comprendidos, amados.

\r\n

Y de esta mística eucarística surge en la Iglesia una institución como Cáritas que no es una institución más de servicios sociales, sino el servicio organizado de la caridad de la comunidad cristiana. Una Cáritas que ofrece muchos servicios a los pobres, a los más vulnerables, a los desechados de esta sociedad. Que ofrece comedores, roperos, albergues, economatos, ayudas contra los desahucios, programas de empleo, asesoramiento jurídico y muchos otros servicios, pero que lo primero que ofrece y quiere ofrecer es la memoria permanente de la dignidad de toda persona y la denuncia de esta sociedad que se ha desentendido de la primacía del ser humano y en su lugar ha puesto la idolatría del dinero, los intereses, los mercados, la especulación financiera, como denuncia Francisco en Evangeliigaudium.

\r\n

Vicente altaba 2En este contexto, la caridad no aporta ni quiere aportar sólo ayuda de primera asistencia. Es más, entendemos con Francisco, que «los planes asistenciales, que atienden ciertas urgencias, sólo deberían pensarse como respuestas pasajeras». La caridad más allá de las ayudas puntuales y pasajeras que pueda aportar, está llamada a promover el desarrollo integral de los pobres y  a cooperar para erradicar las causas estructurales de la pobreza.

\r\n

Se ha dicho, a veces, que la caridad está para adormecer conciencias, encubrir injusticias y tranquilizar a los pobres, pero nada más lejos de la realidad. La caridad está al servicio de la liberación y promoción integral de los pobres y por eso, lo primero que nos aporta en el campo social son ojos abiertos a la realidad de la pobreza y oídos bien atentos para escuchar el clamor de los excluidos, trabajar por la justicia y atender el clamor de los pueblos que demandan lo que les pertenece: el derecho a sentarse en la mesa de un desarrollo más equitativo y humano.

\r\n

Volviendo los ojos a Jesús, la caridad nos hace ceñirnos la toalla, ponernos a los pies de los hermanos, lavarles los pies y sentarlos a la mesa. La caridad nos pone a los pies de los más débiles, de los más pobres e indefensos. Nos une a los que día a día son capaces de dar la vida por amor y nos pone del lado de las víctimas, a los pies de los crucificados.

\r\n

Una caridad así aporta un horizonte firme de esperanza para la humanidad. Esperanza que nace del Dios en quien creemos -que no sólo nos hace cercanos sino hermanos-, del Reino cuya presencia celebramos y anunciamos -y que es opción preferencial por los pobres-, y del rostro de una Iglesia de puertas abiertas y en salida para hacer presente el amor misericordioso de Dios en todas las periferias sociales y existenciales en que el hombre de hoy se debate y juega a diario el sentido de su vida”.

Viocen te alatba 1O Delegado episcopal de Cáritas Española, Vicente Altaba , publicou un artigo, nas páxinas do periódico La Razón, en relación  ó que aporta a caridade á sociedade. Un traballo  de reflexión ó que damos salida  na páxina web.

\r\n

“O Xoves Santo, día en que os cristiáns celebramos a institución da Eucaristía e festa tradicionalmente relacionada co amor fraterno, é un día oportuno para preguntarnos qué aporta a caridade á sociedade, xa que a Eucaristía é para nos, cristiáns, a fonte da nosa vida cristiá e da nosa acción caritativa e social.

\r\n

O primeiro que nos aporta a caridade é a experiencia salvadora do amor que Deus nos ofrece de forma absolutamente gratuita e radical. Di Benedicto XVI na encíclica Spesalvi que «o ser humano é redimido polo amor», de modo tal que cando un experimenta un gran amor na súa vida, trátase dun momento de redención que da un novo sentido á súa existencia.

\r\n

Esto mesmo o expresaba moi ben o beato Juan Pablo II: «O home non pode vivir sen amor. Non pode comprenderse a sí mesmo, a súa vida está privada de sentido se non se lle revela o amor, se non se atopa co amor, se non o experimenta e o fai propio, se non participa nel vivamente».  O ser humano está necesitado de amor, de amar e de ser amado. Ata tal punto é así que esto é o que da sentido á súa existencia e o que lle fai vivir a experiencia de sentirse salvado.

\r\n

Esta experiencia salvadora do amor é o primeiro que nos ofrece a caridade e fai presente o sacramento da Eucaristía. «Tanto amou Deus ó mundo que entregou ó seu propio Fillo», di Juan. E esta entrega é tan absoluta e radical que na Eucaristía se fai «Corpo entregado» e «Sangue derramada». Corpo e sangue dunha nova e definitiva alianza de amor con toda a humanidade e cada un de nos. Na Eucaristía o amor de Deus chega ata o extremo de facerse vida totalmente entregada por amor.

\r\n

Dende esta experiencia entendemos os cristiáns a caridade como resposta ó amor recibido: «Coñecemos o amor que Deus nos ten e cremos nel» (1Jn 4,16). O amor recibido tórnase amor entregado, a imaxe de Xesús, quin nos recorda que «ninguén ama máis que o que da a vida». Por eso, cantos alimentamos a nosa vida cristiá na Eucaristía, unímonos ó acto oblativo de Xesús e facemos nela unha ofrenda da nosa vida ó servizo dos irmáns.

\r\n

Dende esta mística eucarística, en Cáritas vivimos a profunda convicción de que o máis importante no noso servizo da caridade é que nel se poida percibir o amor. Hai que dar e axudar ó outro, é verdade, pero sobre todo hai que darse, hai que dar vida, hai que dar amor. A caridade non é dar cousas, é dar amor. Sólo así o don non humilla, senón que dignifica e redime á persoa, á que recibe e tamén á que da. Sólo así o outro se sentirá salvado, porque se sentirá amado. Do contrario, por máis cousas que lle demos, sentirase desprezado e humillado. O primeiro e máis importante que nos ofrece a caridade é a experiencia de sentirnos acollidos, escoitados, valorados, comprendidos, amados.

\r\n

E desta mística eucarística xorde na Igrexa unha institución como Cáritas que non é unha institución máis de servizos sociais, senón o servizo organizado da caridade da comunidade cristiá. Unha Cáritas que ofrece moitos servizos ós pobres, ós máis vulnerables, ós desechados desta sociedade. Que ofrece comedores, roupeiros, albergues, economatos, axudas contra os desafiuzamentos, programas de emprego, asesoramento xurídico e moitos outros servizos, pero que o primeiro que ofrece e quere ofrecer é a memoria permanente da dignidade de toda persoa e a denuncia desta sociedade que se desentendeu da primacía do ser humano e no seu lugar puxo a idolatría dos cartos, os intereses, os mercados, a especulación financeira, como denuncia Francisco en Evangeliigaudium.

\r\n

Vicente altaba 2Neste contexto, a caridade non aporta nin quere aportar sólo axuda de primeira asistencia. É máis, entendemos con Francisco, que «os plans asistenciais, que atenden certas urxencias, sólo deberían pensarse como respostas pasaxeiras». A caridade máis alá das axudas puntuais e pasaxeiras que poida aportar, está chamada a promover o desenvolvemento integral dos pobres e a cooperar para erradicar as causas estruturais da pobreza.

\r\n

Díxose, a veces, que a caridade está para adormecer conciencias, encubrir inxustizas y tranquilizar ós pobres, pero nada máis lonxe da realidad. A caridade está ó servizo da liberación e promoción integral dos pobres e por eso, o primeiro que nos aporta no campo social son ollos abertos á realidade da pobreza e oídos ben atentos para escoitar o clamor dos excluidos, traballar pola xustiza e atender o clamor dos pobos que demandan o que lles pertence: o dereito a sentarse na mesa dun desenvolvemento máis equitativo e humano.

\r\n

Volvendo os ollos a Xesús, a caridade fainos ceñirnos a toalla, poñernos ós pes dos irmáns, lavarlles os pes e sentalos á mesa. A caridade ponse ós pes dos máis débiles, dos máis pobres e indefensos. Unenos ós que día a día son capaces de dar a vida por amor e nos pon do lado das víctimas, dos pes dos crucificados.

\r\n

Unha caridade así aporta un horizonte firme de esperanza para a humanidade. Esperanza que nace do Deus en quen cremos -que non sólo nos fai cercanos senón irmáns-, do Reino do que a presencia celebramos e anunciamos -e que é opción preferencial polos pobres-, e do rostro dunha Igrexa de portas abertas e en saída para facer presente o amor misericordioso de Deus en tódalas periferias sociais e existenciais en que o home de hoxe se debate e xoga a diario o sentido da súa vida”.