BOLETÍN N.º 103: PASTOR DE LA IGLESIA COMPOSTELANA
El mes de febrero ha sido muy significativo para monseñor Julián Barrio Barrio. En el año 1993 recibió la Ordenación Episcopal y tres años más tarde, 1996, tomaba posesión como arzobispo de la Sede para la que había sido nombrado por el Papa Juan Pablo II. Un largo camino de tres décadas como instrumento pastoral para promover el espíritu y la práctica de la caridad en la Iglesia diocesana y en las comunidades más pequeñas.
Estos años los dedicó también a la presidencia de Cáritas Diocesana de Santiago de Compostela. En este tiempo se potenciaron programas, proyectos, centros e iniciativas para ayudar a las personas más necesitadas. A los agentes de Cáritas monseñor Barrio les recordaba que la institución es “el instrumento pastoral para promover el espíritu y la práctica de la caridad en la Iglesia diocesana”.
Hemos vivido el día a día en ese espacio familiar de Cáritas llamado Agarimo. Se trata de un entorno protector y seguro en el que las personas participantes consiguen mejorar cada día las habilidades y capacidades. La iniciativa nace al amparo del programa Vagalume con el objetivo de mejorar la calidad de las mujeres en contexto de prostitución. Y el perfil son familias en situación de vulnerabilidad y riesgo social, prestando especial atención a los derechos de la infancia.
Los terremotos de Turquía y norte de Siria nos sorprendieron cuento estábamos cerrando el presente número del Boletín Informativo que tiene en sus manos, amigo lector. Hemos abierto un canal de ayuda, una fórmula para intentar mitigar ésta emergencia tal y como explicamos en la revista. Todos podemos colaborar para paliar, dentro de nuestras posibilidades, esta catástrofe humanitaria.