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25 Mar

ESTELA ARIJÓN: «SIN MI HIJO, YA ME DARÍA IGUAL LUCHAR O NO»ESTELA ARIJÓN: «SIN MI HIJO, YA ME DARÍA IGUAL LUCHAR O NO»

La Voz de Galicia

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El último informe de Cáritas habla de personas arrinconadas «más allá de la frontera de la dignidad». Estela Arijón (44 años) es una de ellas. Trabajó en «bares, panaderías, cuidando mayores, en fábricas, de cajera de supermercado»… hasta que la devoró el monstruo de los 6 millones de desempleados. Cáritas de A Coruña (Sagrada Familia) le ayuda con los recibos y la comida, pero lo que de verdad desea ella es «trabajar» para «sacar adelante» a su hijo de 15 años, que devora libros en la biblioteca pública mientras aguarda a que termine esta entrevista.

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Estela no cobra prestación por desempleo desde hace un año, así que el umbral de pobreza (7.500 euros anuales) es para ella humor negro. «Una buena persona me acaba de traer al piso una cama de 90 centímetros de ancho, y ahí nos cobijamos por la noche mi hijo y yo. Hasta entonces dormíamos en el suelo», explica, satisfecha, el salto de calidad. En el apartamento, «húmedo y hecho polvo, hace frío, no hay calefacción» y los meses en que no tengo para la bombona toca «ducharse en agua fría».

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Sobrelleva la situación con orgullo. «Vestimos con dignidad», matiza para que nadie dude de su integridad. No se cree un caso especial, solo una de tantas personas que quieren trabajar y no pueden. «Para emplearse en los bares hay que ser joven y bonita. No hay oferta para mí, así que tuve que ir vendiendo cosas para salir adelante: el móvil, la PlayStation del chico…».

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Entonces rompe a llorar con ese llanto que se arranca del sótano del alma y anuda la garganta. Pero se rehace con fortaleza para aclarar que no le importa pedir ayuda con tal de dar de comer a su familia: «No me avergüenzo de nada, es todo por él. Sin mi hijo, ya me daría igual luchar o no. Es mucho tiempo peleando y sufriendo». Ahora está a la espera de recibir la Risga, unos 400 euros que, «con suerte», le permitirán «cambiar de piso». En cuestión de alimentos seguirá dependiendo de las ayudas y de su ingenio. «Por mí, como si no como, pero tengo que salir adelante por él».

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A todo esto une Estela una situación personal complicada. Padece escoliosis crónica, tendinitis y fibromialgia, entre otras dolencias. Y su madre «se muere» en Barcelona sin que ella pueda permitirse «un billete de bus«

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