EL ÁRBOL DE CÁRITAS ALARGA SUS RAMAS
EL ÁRBOL DE CÁRITAS ALARGA SUS RAMAS \r\n\r\nLa labor de la entidad va desde comedores y roperos a talleres de empleo y centros de día\r\n\r\nMaría Cedrón ( La Voz de Galicia) \r\n\r\nUnas catorce personas de la comarca de Arousa aguardan en casa a que Ana les lleve el almuerzo. Va todos los días, menos los domingos. Por eso, el sábado les deja ración doble. Todo colocado en bandejas isotérmicas. Es cocinera en el comedor social que Cáritas tiene en Vilagarcía, pero también ejerce de conductora de la furgoneta que lleva la comida a domicilio en el comedor Sobre Rodas. Solo cuando en los fogones hay mucha faena delega en algún voluntario los mandos del vehículo. Y es que en la cocina a veces hay que improvisar. O porque hay más comensales de los previstos o porque reciben algún donativo de última hora que hay que consumir en el día. Eso requiere un rápido cambio de menú.\r\n\r\nLlevar la comida a domicilio es un pretexto para acompañar a quienes la vida les ha obligado a no tener con quien compartir mesa y mantel. Por eso, a esta cocinera la acompaña un voluntario y luego, por la tarde, otros muchos también se acercan a esos mismos hogares para acompañar a todas esas personas.\r\n\r\nLas modalidades de servicio de comedor que ofrece Cáritas en distintos puntos de Galicia, igual que el reparto de comida o las ayudas para el pago de facturas, son solo algunas de las ramas de ese gran árbol que la organización asentó en Galicia hace años. Las donaciones particulares, los voluntarios… son las hojas que permiten que esas ramas ofrezcan sombra al cada vez mayor número de personas que piden cobijo o ayuda.\r\n\r\nEl voluntariado es fundamental prácticamente en todos los servicios que presta. En el ropero de A Coruña, igual que en el resto de los que hay por Galicia, son los voluntarios los que abren cada uno de los paquetes que llegan cargados de ropa. Es un trabajo laborioso. Hay que sacarla de las bolsas, mirar detenidamente cada prenda para ver la que está bien o la que está mal, doblarla y ponerla en cada una de las estanterías de las que luego partirá hacia unos hogares en los que prolongarán la vida de todas esas prendas.\r\n\r\nNo solo las hay de vestir, también hay sábanas, mantas, toallas o menaje. Para coger algún lote no hay que cumplir ningún requisito; basta con estar empadronado en el municipio en el que está el ropero.\r\n\r\nY voluntaria es también la encargada de un curso para parados que se desarrolla en Cáritas de Pontevedra. Es un taller de reciclado de papel en el que se aprenden distintas técnicas. Es una forma de abrir la puerta a las oportunidades. Es ahí, en el centro de trabajo y empleo de Pontevedra, donde también ejercen de intermediarios en la búsqueda de empleo. «Los que quieren a alguien para trabajar se acercan aquí a pedir personal, y luego los que buscan un puesto, también. Trabajamos fundamentalmente con mujeres porque para los puestos que se requieren acostumbran a pedir más chicas que chicos», dice una trabajadora social. Algo semejante lo hay en otros puntos de la comunidad.\r\n\r\nDonde el voluntariado también está presente, aunque se requiera mucha labor de experto en gerontología u otro tipo de profesionales relacionados con la atención a la tercera edad o a la dependencia, es en el centro de día de Carballo. «Tenemos todas las prestaciones que marca la ley, desde rehabilitación a diferentes actividades de atención personal; luego otras actividades complementarias, como la peluquería, son atendidas por personal voluntario», explica la trabajadora social. Y podrían continuar enumerándose servicios. Desde Lugo a Ourense, pasando por villas o por aldeas donde la ayuda se distribuye desde la parroquia.