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30 Dic

CEREMONIA DE LA TRASLACIÓN DE LOS RESTOS DEL APÓSTOL SANTIAGO

“La catedral “es un hogar común de los gallegos, españoles, europeos y de cualquier peregrino de cualquier lugar del mundo que se acerque a Compostela” (Alberto Núñez Feijóo)

 “En medio de la crisis humanitaria y sanitaria que nos afecta, la distancia social aconsejada ha de acrecentar la cercanía del corazón” (Monseñor Barrio)

“Ha sido el año que se despide un tiempo aciago, dominado por la tristeza, por el temor y la muerte. Muchos fueron los seres queridos, amigos, allegados y compatriotas cuya vida fue arrebatada antes de tiempo”, dijo el presidente de la Xunta de Galicia , Alberto Núñez Feijóo , en su condición de delegado región, durante las invocación presentada en la catedral de Santiago con motivo de la celebración de la Traslación de Apóstol Santiago .En su  respuesta el arzobispo compostelano, monseñor Julián Barrio, señaló que “el testimonio del Apóstol Santiago es una propuesta cargada de significado que le llevó a beber el cáliz del Señor: a participar en su suerte. Su referencia nos compromete a no tergiversar la fe diluyéndola en categorías puramente racionales o naturalistas. Para el cristiano la vida es Cristo”.

La catedral

El delegado regio inicio su invocación señalando que “la Traslación del Apóstol Santiago inspira sentimientos de profunda hermandad. El largo viaje, la larga espera y la larga tradición que llega hasta nuestro siglo, son vistas como una metáfora reconfortante por gentes y pueblos de diferente origen y condición”.

Dejó constancia de que la catedral “es un hogar común de los gallegos, españoles, europeos y de cualquier peregrino de cualquier lugar del mundo que se acerque a Compostela”. “Una nación, una comunidad política, es como una catedral compuesta de numerosos elementos y en la que conviven varios estilos. Prosperan aquellas que hacen de la diversidad una síntesis, y encallan las que están a merced de antagonismos crónicos”, señaló el presidente de la Xunta de Galicia.

Para Núñez Feijóo el recinto catedralicio viviría todavía en los sueños de nuestros antepasados si se hubieran impuesto entonces quienes hacían bandera de la desunión: “No fueron destructores sino constructores los que levantaron esta nave y consagraron este altar ante el que se admira el peregrino. Galicia, España, Europa y la comunidad internacional son catedrales hechas por hombres y mujeres para honrar la convivencia. Está en nuestras manos preservarlas, protegerlas y restaurarlas como hemos hecho en este templo que nos acoge”.

Tiempo aciago

Tuvo palabras de recuerdo para los difíciles meses de la pandemia, “ha sido el año que se despide un tiempo aciago, dominado por la tristeza, por el temor y la muerte. Muchos fueron los seres queridos, amigos, allegados y compatriotas cuya vida fue arrebatada antes de tiempo. Muchos los hospitalizados y los que sufrieron y aún sufren la enfermedad. Pero también ha sido el año en el que la humanidad recobró su auténtica dimensión”. De ahí que insistiera en que es necesaria la armonía “para afianzar el sentimiento comunitario y armonía para superar desafíos como el planteado por la pandemia del covid-19”. “En medio de la desgracia”, constató, “recordamos que el ser humano es capaz de realizar grandes proezas, conocidas en algunas pocas ocasiones y casi siempre anónimas”.

En su invocación destacó el “papel unificador de la Corona de España, reconocido por la Constitución como Monarquía parlamentaria. Tradición y modernidad, costumbre e innovación, permanencia y cambio, se dan cita en esta institución constitucional refrendada por el pueblo que encarna la permanencia y armonía de la Nación”.

Vivir en la esperanza

“En el umbral del Año Santo Compostelano 2021, celebramos esta fiesta tan propia nuestra como es la Traslación del Apóstol, que fortalece la esperanza cristiana, no como simple espera sino como realidad dinamizadora de la vida en circunstancias fáciles o azarosas como las que estamos viviendo, buscando dejar la impronta cristiana en favor de una civilización que ayude al desarrollo integral de la persona”. Así se expresaba monseñor Julián Barrio en su homilía de respuesta. En ella destacó el valor del seguimiento de Cristo para construir una sociedad con referentes éticos, al tiempo que invitó a vivir estos momentos con solidaridad: “En medio de la crisis humanitaria y sanitaria que nos afecta, la distancia social aconsejada ha de acrecentar la cercanía del corazón”, dijo. Tras recordar que la salvación proviene de Dios, el prelado indicó que la fe ayuda a “afrontar la realidad de cada día” y añadió que “es necesario cuidar también la salud espiritual, saliendo de nosotros mismos para vivir la solidaridad y la comunión con el prójimo”.

El arzobispo instó a vivir en la esperanza del mensaje cristiano, una certeza que da sentido a la existencia a pesar de las dificultades: “La persona busca siempre remedios a sus males, sobre todo a aquellos ante los que se siente impotente, agarrándose a toda esperanza”.